La argentina es un país al que le cuesta reconocer a sus héroes, nunca han reconocido a todos aquellos que lucharon en Malvinas, y tampoco a muchos otros que representan a nuestra patria en el exterior, en un exterior en el que es muy difícil resaltar o hacerse destacar. Sera que eso esta en los genes de todos los argentinos, o que somos tan creídos de nuestra viveza criolla que no nos damos cuenta de lo valioso y lo importante que tenemos.
Hoy quería rendirle homenaje a un loco, si un loco, un hombre que fue capaz de realizar un viaje jamas pensado, pero por eso le dicen loco, porque fue capaz de realizar algo que nadie pudo...
Marcelo Matocq, un argentino que lleva el vuelo en la sangre, y es por eso que debemos conocerlo y reconocer lo que fue capaz de hacer...
Pero antes, un consejo, apliquemos la formula del agua: H2O, esa formula no es de los elementos hidrógeno y oxigeno, es que los argentinos debemos aplicar la de la siguiente forma para todo lo que hagamos: 2 partes de Humildad y una parte de Orgullo...
- Records Establecidos por Marcelo Matocq:
Mayor distancia en vuelo sin apoyo alguno.
Mayor distancia en vuelo con motor de dos tiempos.
Primer ultraliviano en llegar a EE.UU. desde América del Sur.
Primer ultraliviano en cruzar el Amazonas.
Primer ultraliviano argentino en llegar a Oshkosh.
Salida: 23 de febrero de 1999, Escobar, Buenos Aires, Argentina
Tiempo: 31 días de vuelo
Distancia: 12500 kilómetros (7800 millas).
Paradas: 36
Avión: "Flightstar" ultraliviano hecho en Argentina
Motor: de dos tiempos (65 HP) del '89 (comprado de segunda mano), capacidad del tanque 105 litros de nafta común
Velocidad: 100 Km/h
Peso: 150 Kg
Comunicación: Handy VHF de cinco kilómetros de alcance
Flotabilidad: Una cámara de camioneta bajo la cabina que es inflada por un matafuegos por si el avión cae al mar
Gastos: $1500
"Llevo el ropero en el ala." Aunque es física y lógicamente imposible, la frase sirve para describir a Marcelo Matocq, un mecánico de 38 años que recorrió más de 12000 kilómetros en un avión ultraliviano para cumplir con lo que definió como su gran sueño: unir en el aire la Argentina y los Estados Unidos. "Estar en el aire hace sentir mucho más la libertad. Es como cuando uno viaja en un coche por la ruta y no se preocupa por los otros automóviles", dice Matocq, con una gran sonrisa. Llegó a Miami montado con su soledad en un avión ultraliviano, con un motor de dos tiempos que él mismo remodeló en un pequeño taller mecánico que tiene cerca de la plaza Las Heras, en Buenos Aires. "Sentí miedo, pero no pánico, cuando dormí en el Amazonas, solo, con un cuchillo en la mano y en la cabina del avión, muy cerca de cocodrilos hambrientos", recuerda ahora, al comentar a La Nación "las marcas" que le dejó el viaje.
Comienza la aventura
Partió de Escobar el 23 de febrero, seguro de poder superar todos sus planes. Lo hizo en 31 días, luego de recorrer más de 12200 kilómetros, en los que se permitió 36 paradas, sin contar los descensos forzosos para cargar combustible. "Volar en mi avión es lo mejor para salirse de este mundo. Por eso -cuenta- sólo estuve sin volar dos días en este viaje. Fue por razones meteorológicas y por un agasajo que me hicieron en Puerto Rico." Y, tal vez por la misma ansiedad que delata el ritmo apurado de sus palabras, es que sólo se alejó de su ultraliviano en cinco ocasiones, mientras soñaba con apoyar sus pies sobre la tierra prometida, a su juicio, Miami. Pocas veces durmió en cama. Fue en Porto Velho, Boa Vista, Saint Croix y Puerto Rico, donde se quedó dos noches. "Demasiado tiempo", dice.
Sólo habla español, algo que parece lamentar: tuvo algunas dificultades para comunicarse con cierta base aérea o con interlocutores ocasionales. "Lo hice casi todo yo solo, sin conocer a nadie, sin saber cómo hablar, con mi handy VHF de cinco kilómetros de alcance", cuenta. "Todos me dan la bienvenida. Vuelo en el primer ultraliviano que llegó de América del Sur a los Estados Unidos y en mi país nadie me lo reconoce, no tengo un sponsor", se queja, rápido.
Y, para argumentar sus afirmaciones, cuenta que estuvo tres años adaptando el ultraliviano en su pequeño taller, mientras estudiaba "cómo ser un buen piloto". Entonces, la sonrisa vuelve a invadir su rostro: "Y lo logré, soy un excelente piloto, se nota..."
Feria de la aviación
Matocq no eligió Miami por azar. Calculó sus tiempos y arribó aquí para participar en dos de los más importantes festivales de aviación norteamericanos: Sun & Fan y Oshkosh, que se realizan cerca de las playas locales y concentran la atención de más de medio millón de personas. "Son lo más grande que hay en fiestas aéreas", afirma. Eufórico, descarta que sus largos viajes sean una alternativa para evadirse. Al contrario, dice, "es una forma de representar a la Argentina en todos lados. Una manera de darnos a conocer". Dice esto y sonríe. Se lo nota feliz y entusiasmado junto al avión en el que logró su soñada aventura.
Tuve el gustazo de conocer y volar junto a Marcelo en varias ocasiones en Estados Unidos y puedo decir que de loco no tiene un pelo. Lo que tiene es una capacidad extraordinaria para sortear dificultades y sacar pecho cuando la mayoria de la gente busca la salida comoda o facil. De mi parte (y la d muchisima gente), Marcelo tiene toda mi admiracion, respeto y agradecimiento por compartir su experiencia conmigo.
30/1/08
Hola capitan piluso...
sin dudas es como lo has dicho en tu comentario...
no me quedan palabras para agregar...
Si tu posees el mail de Marcelo, te agradeceria mucho si me lo puedes pasar, me gustaria contactarme con él...
Muchas gracias por tu comentario...
Un Abrazo
2/2/08
Me llamo Sebastian Morenza, es verdad lo que dice capitan piluso, el flaco de loco no tiene un pelo, como su ayudante en el taller durante esa epoca puedo dar fe que cada modificacion al avion, al motor, cada escala, cada cosa que hizo marcelo en el viaje fue minusiosamente estudiada para llevarla acabo, cuando yo me entero del viaje, lejos de pensar que estaba loco tuve internamente la seguridad de que podia realizarlo porque sabia como era su forma de ser, de trabajar y de realizar las cosas que piensa.
"cuando estas convencido de los que pensas, no estas loco", es un pena que en Argentina no se valore a personas como esta.
Fue un orgullo trabajar con Marcelo .
19/8/10
me comentaron lo genial de tus viajes pero se quedaron cortos deseo que se cumplan todos tus proyectos-
Lilia Neumann
22/8/10